martes, 16 de enero de 2007
Danza en la calle
Revisando mis fotos y vídeos recuerdo que este verano asistí a un espectáculo que ojalá viéramos más a menudo. En el Pasillo Verde, en Madrid, se formó un pequeño corro de gente. A cada actuación había que cambiar de sitio. Daba comienzo un nuevo espectáculo y corríamos para pillar la mejor posición. El escenario, los adoquines; las gradas, el suelo, los focos, el calor del verano y los intérpretes y espectadores, más cerca que nunca. Produce un gran placer escuchar la respiración de los bailarines, oír su contacto con el suelo..., y sé que a ellos también les satisface enormemente bailar con un público a metro y medio de distancia.Martin Inthamoussú tiraba manzanas en su Protect me; Daniel Abreu, con su Cuerpo a tierra, crítica de los excesos urbanísticos, volvió a sorprender con unos movimientos casi animales, Nicolas Rambaud daba rienda suelta a sus acrobacias y gestos, en Fragmento de un discurso amoroso; la elástica y sugerente Mónica García, en Bungaló, quería aprovechar la vida; y Provisional Danza ofrecía gran estética bajo el agua, en Calle 4, una enérgica coreografía de grupo.
Era gratis, era en la calle, eran buenos bailarines. Pero éramos pocos. No sé si faltó promoción, publicidad o, como en muchas otras ocasiones, faltó que la gente se dejara llevar, se dejara seducir por lo que en principio no irían a ver ni aunque los obligaran. Nos faltan más danzacalles, nos falta acercar la danza a quien no la conoce, pero también falta en esto, como en muchas otras cosas, que la gente abra los ojos, los de la mente, y se deje llevar por lo que transmite un arte como éste.
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