domingo, 26 de febrero de 2012

'Espérame despierto', MOPA

Segunda entrega de Delicatessen. Con ella esta programación se consolida imprescindible. De nuevo el público respaldó el jueves una iniciativa que arriesgó quizás más que nunca; la danza contemporánea que se reconoce y se mueve por los circuitos actuales: Espérame despierto, de MOPA. Eloísa Cantón y Juan Luis Matilla llegaron con su sencillez y elementos sugestivos. Una pieza difícil para miradas poco entrenadas, las cuales, tras el primer impacto del silencio y la aparente dificultad, se dejaron llevar por la sutileza y las imágenes deliciosas.

No hay música, hay cucharas, un violín, un acordeón y dos bailarines vestidos de calle. Los movimientos se dosifican y enriquecen poco a poco entre diálogos corporales y musicales, bien gestionados con la contención y la explosión tenue. Dos personas se relacionan con sus propios lenguajes, los de sus cuerdas y vientos, los de sus cuerpos. Así, asistimos a los vaivenes cotidianos de una pareja que sueña y despierta en amores, odios y personalidades. Buscan su espacio, su palabra una y otra vez, se dejan amoldar o se rebelan ante los obstáculos del otro, siguen expresándose a pesar de la sujeción, y la música toma la palabra. Se encuentran o distancian en los lenguajes del otro, los comparten tocando a medias y enredándose los brazos y cuerpos con un acordeón que respira o un violín que gime. Es en los juegos con los instrumentos donde se producen las imágenes más bellas. Cogidas limpias, entrelazados sin titubeos o pausados contactos: ser uno mismo o convertirse en un único ser con cuatro brazos y misma piel.

Hay formas diferentes de moverse por los lugares, los comunes y los propios; en las relaciones avanzamos solos o acompañados, nos transportamos con nuestra identidad o a través del otro. Y así, vemos la sucesión de las geniales posibilidades de un dúo vivo.

Los sueños aparecen o continúan, no sabemos sus límites, pero seguimos su línea onírica. Como cuando soñamos, lenguajes incomprensibles, elementos surrealistas…, y la risa nos llega como si nada. Entonces puede respirar un acordeón al dormir y despertarse los abrazos veraces que conmueven y enternecen.

Vivir en duermevela, ser uno, ser dos, comunicarse, quererse, no entenderse, reclamar la voz propia, dejarse llevar por el cariño, rechazar que nos manejen… Disfrutamos soñando y nos emocionamos con el ingenio de las imágenes, punto fuerte que nos evoca las realidades más universales de las relaciones. Quedamos pensando, reflexivos y con el corazón despierto.


La Voz de Almería, 26 de febrero de 2012

Nerea Aguilar
Directora de Costa Contemporánea