lunes, 7 de enero de 2008

Lo que nos faltaba: la televisión


Fama. La serie sí que era grande. Han tomado el nombre y quieren hacer del programa una especie de serie de Fama en directo y real. Qué sacrilegio.
¿Qué me decís este nuevo reality de Cuatro, Fama?
Desde luego, no me he perdido los casting, he de reconocerlo.
Y no me perderé el programa. Si el mundo de la danza lo tenía difícil, si a los bailarines les costaba encontrar un sitio en este país, sólo faltaba que llegara el merchandising, las luces y los decorados de cartón piedra, el espectáculo más cutre y morboso que sólo busca arañar audiencias para devaluar aún más la visión que se le da a la danza en este país. Un programa que ha triunfado fuera, un programa a imagen y semejanza de OT, Supermodelo o Factor X, pero con serios problemas de consecución, de objetivos posiblemente no estudiados con antelación.
Para empezar, no está mal que triunfe en otros países ya que en ellos la danza goza de un mayor prestigio; hay más compañías de todos los estilos (clásico, contemporáneo...) y hay mayor apoyo del Estado para ellas, por lo que no sólo el público sabe lo que está viendo (no hay un engaño tan claro), sino que podría ser un lugar más para los bailarines y no "el lugar".
Desde el punto de vista de los programas de este tipo, no tengo muy claras ciertas cosas: no creo que consiga gran audiencia el ver en directo cómo se imparten o reciben unas clases de danza. Al menos unas verdaderas clases de danza. Aunque ya harán lo que sea para crear conflictos, ya harán todo lo posible por subir la audiencia; no lo dudo.
Por otra parte, se cae el objetivo de un programa así. En otros del estilo lo que ofrecen al ganador es una "carrera" en ese mundo; ya sea a partir de un disco de dudosa calidad o mandar como estandarte de la canción española a Eurovisión o al certamen internacional de modelos. Vale que esto no es garantía de nada, pero en la música, donde podemos escuchar bazofia sin entender cómo esa bazofia ha llegado a las listas de ventas, sí hay cabida desgraciadamente para todo, incluso para los que salen de estos realities. Pero no en la danza. En la danza el premio no podía ser ingresar en una gran compañía, de reconocimiento en España, porque ni hay tantas ni son tan reconocidas para el gran público ni por supuesto el estilo que se cultivará en la academia tiene nada que ver con la danza seria que hay en este país. No, les dan una beca para estudiar fuera, supuestamente en una prestigiosa academia. Ya veremos, por cierto. Bien, y ahí te las apañes, bueno, pues como la mitad de los buenos bailarines que se las apañan en el extranjero y que son ochocientas mil veces mejores que éstos y ahí están luchando sin conseguir lo que quieren. ¿Por qué? Porque la danza no está como tiene que estar, o no es como tiene que ser. Es una oportunidad, sí, pudiera ser, pero peor que entrar en el conservatorio, que es igual de gratuito y encima no expones ante miles de personas las miserias que en esta televisión sacarán de ti. (Y dejemos de lado la ilusión de quien realmente se expresa bailando y cree que ésta es su gran oportunidad...)
Y luego está lo que te venden, un engaño siempre que venga de la televisión, vale, contamos con ello, porque no es precisamente la calidad lo que se persigue aunque te lo vendan así. Pero a mí me toca más porque entiendo de danza o me importa más que lo que hagan con la música. La calidad sinceramente es dudosa desde el momento en que los profesores son expertos en coreografías televisivas y poco más. Los seleccionados ya cumplen un perfil: no tener gran experiencia, aunque quizás con ciertas aptitudes de las que poder sacar un progreso, y, sobre todo, poseer unos caracteres concretos que al encontrarse con las normas del programa u otros compañeros saquen a flote el espectáculo buscado. Los hay guapos, que se sabe que se ganarán por ello el apoyo de un público que se gastará los dineros en votar vía mensaje, los hay graciosos y entrañables, están los típicos por los que nadie apostaría, bien hecho, claro, para crear expectación de qué coños hace ése ahí si no sabe bailar o no tiene cuerpo para ello o, o, o. Pero no es un casting digno como no lo son los profesionales para lo digna, seria y dura que es la danza en la realidad.
Puf, y luego están los estilos. Sólo hay un patrón y por eso se han quedado fuera los formados en contemporáneo, clásico o flamenco. Es el patrón funky, hiphopero. El que vende, ¿no? Imagino que es lo que creen, pero ahora esto lo venden como una academia de danza multidisciplinar, y en España la gente es muy ignorante y se afianzarán ideas que el público ya tiene sobre ella, sobre la danza. Este tipo de danza es una más, no le quito importancia, pero no es "la" danza de la que extraer un supuesto programa de estudios. ¿Y es la que vende? Pues quizás no, quizás los otros estilos también venderían si se conocieran, los de calidad; la clásica, contemporánea y flamenco de calidad sé que venderían, pero ¿qué podemos pedir de un programa de televisión? Nada serio, imagino. Y el Ullate dentro..., junto a profesores como Marbelys que hace unos giros de morirte pero que confunde el lírico con el contemporáneo. ¿Alguien me lo puede explicar?
Y concluyo diciendo que para mí una de las partes más interesantes de la danza es precisamente la pedagogía, las clases. La educación es un mundo, es un gran mundo en el que no sólo se aprende técnica y se memorizan coreografías. Es mucho más. Y siempre me ha gustado ser observadora de ellas, porque también se aprende y disfruta. Y aquí estoy segura de que se cargarán el peso del significado de una buena clase de danza.
Aun así, lo veré, miraré atentamente esas clases y galas, porque a pesar de todo, no puedo evitarlo, se me escapan los pies...

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