miércoles, 30 de enero de 2008

Improvisando a flor de piel. Bailando Madrid


Fecha: 29 de enero de 2008
Lugar: Plaza de Tirso de Molina, Madrid
Motivo: cumpleaños de Michelle Man

Unas quince personas comienzan a ser imantadas por los cubos del mercado de flores, por las farolas, los bancos o la parada del metro. Comienzan las imágenes, aquello que ven los transeúntes, y comienzan las sensaciones de vivirlas, las que sentimos los participantes.
Hacer nuestro el espacio, el suelo, el mobiliario y las miradas ajenas y desconocidas; hacer nuestro lo inesperado, lo no pensado, lo nunca calculado.
Surgen miradas, y respiraciones con la escucha, para poder coreografiar nuestros cuerpos espontáneos, para dejarnos coger, seducir por alguien que llega y nos apoya su cadera, o nos cede una imagen, que recogemos con los dedos, los pies y los músculos.
Improvisar no es anarquía, es libertad de recepción; es abrir la mente que reside en los sentidos. Barajamos en cuestión de milésimas de segundo las posibilidades del cuerpo; confiamos en él porque cedemos al instinto del goce de bailar. No hay ataduras más que las de los límites que nos impongamos. Podemos hacer lo que queramos, pero sobre todo podemos dejarnos sorprender por nosotros mismos. Rodamos por un suelo que ahora es escenario, corremos y saltamos hacia un mobiliario hecho para la contemplación y el paseo; nos reímos de nuestras propias escenas; disfrutamos de un momento de complicidad o del tacto de un cariño bailado. Hacemos danza de lo inesperado. Danzamos el interior de los sentidos y el exterior urbano.
Y controlamos el cuerpo, e intentamos que con fuerza parezcan suaves las cogidas y los contactos. La mente abierta a cualquier opción y el cuerpo receptivo y activo en sus posibilidades.
La gente se para y mira, con las bolsas de la compra. Conseguimos arrancarles de la cotidianidad de la tarde, a pesar del frío y de la cena o los niños que les esperan; conseguimos que también ellos improvisen esa parada. Los hay que no se dejan, que siguen rápido el ritmo de sus pasos de ciudad, pero quienes se paran también abren sus mentes; buscan imágenes, sentidos, significados y, como nosotros, acaban cediendo a la seducción de lo inesperado.
Es danza contemporánea, y la danza contemporánea puede ser popular, porque como tantas otras cosas populares se mueve en el terreno de las sensaciones, del disfrute, del placer de los sentidos. Si nos dejamos llevar, si abrimos nuestras mentes veremos que de todo podemos aprender. Y es que el público es capaz de aprender y disfrutar de las sinceras imágenes que, a través de un placer, alguien le puede regalar.
Quisiera bailar Madrid; quisiera bailar los ojos de los madrileños, quisiera bailar lo que no está concebido para ser bailado y apropiarme de lo que también es mío y regalarle a la gente otras posibilidades que también son suyas.
Todo eso es acercarse a la libertad.

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