viernes, 9 de febrero de 2007

A muerte

Hace unos días alguien muy cercano a una de mis personas más queridas se ha ido. La incomprensión, la impotencia y el dolor más profundo se aparecen sin pedir permiso. No hay consuelo, las palabras se quedan cortas, los gestos suavizan lo que luego a solas no consiguen eliminar.
Si digo que tenía amor en su vida, no consuela, si digo que era feliz, menos, si, si, si... Nada, nada porque la muerte es la más puta de las invitadas a la vida.

Provisional Danza definió así su coreografía A muerte. Y lo leo y miro la imagen y pienso en el amor, en quien se queda fuera de ese camino a no sabemos dónde. Pero sí, había y aún hay amor.
Nada es seguro en la vida, excepto la muerte.
Vivir a muerte. ¿Es justo enunciarlo así?
Todos vivimos ocultando la muerte. Ocultándonos unos a otros.
¿Qué podría interesarme si me quedara un mes de vida?
¿Qué ideal qué causa qué bandera qué mujer qué hombre qué deseo qué palabra qué canción qué lucha me levantaría de mi cama?
No sé si quiero vivir a muerte.
Lo que quiero es morir con vida.
(José Javier Morata)

Hoy necesitaba hacer un homenaje, a mi modesta manera, a quien realmente ha perdido. Y por supuesto a mi querida hermana. Te quiero.

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