viernes, 17 de octubre de 2008

Las cosas que bailan en mi cabeza




Hacen plié y demiplié, giran, se desplazan por la mente, dan grandes zancadas, adelantan a las otras, saltan, se quiebran, se levantan... Las ideas hacen improvisaciones en mi cabeza.
Porque ¿en qué momento estamos?, ¿en qué momento están? Veamos los giros y vaivenes de mi mente...

La dichosa situación económico-laboral, el dichoso momento actual, con sus miedos, sus valentías, sus vueltas de tuerca. Ahí, mis ideas van saltando unas sobre otras, para dar grandes pasos, pero se frenan porque tienen inseguridades, porque además no saben estarse quietas ni sumisas al estado actual de las cosas, a como nos vienen dadas. Ellas, estas ideas prácticas, ocupan la mayor parte del tiempo su despliegue en el espacio vital hoy día.
La danza. Busco reabrirle hueco entre las anteriores, busco que se deje iluminar, con ese rayito en su plexo solar, entre las otras más serias, más adultas. Pero el cuerpo "está tonto". Ya puedes haberlo machacado hace unos meses que el pobre, como le des una pausa, se atonta, parece que se olvida de todo. No se olvida, pero hay que despertarlo, recobrar los centros, las posiciones, las manos, que no se mueran en las líneas. Que el cuerpo sabe, sí sabe, ha aprendido, pero se ha dormido e invadido un tiempo por las necesidades del momento, las prácticas, se ha olvidado de los movimientos que antes salían solos y más bellos. Ahí estamos, dándole su lugar con las clases.
Y los proyectos: vaya, para los proyectos dancísticos y laborales también necesitamos un hueco. Y queremos crear, crear ideas, crear ganas, estar en movimiento continuo, y nos falta el tiempo, nos falta porque al final hay que comer, y, por tanto, trabajar, coger el metro, pagar impuestos... Pero sí, hay ideas, hay ganas de invadir la calle, de danzarla, de promocionar la danza, de escribirla...
Pero somos un todo al final, y las ideas que se frenan por inseguridades propias del pragmatismo necesario invaden las otras partes de la mente que se dedican a lo más creativo, a la danza. Y es que no están en compartimentos estancos, nunca tenemos habitaciones para cada cosa de la vida. Si tenemos una puerta abierta e iluminada, su luz llegará a las demás estancias, sin embargo, si está cerrada, da igual que tengamos terraza o pasillo grande, porque su luz nunca llegará a esos otros espacios en los que creíamos tener a salvo las cosas que nos dan alegría, que nos dan vida.
Y en ésas estamos, intentando abrir puertas, intentando que nos llegue la luz por las rendijas de abajo de los dormitorios de la mente. Intentando que en esos días en los que no llueve sobre nuestras cabezas cojamos un embudo que absorba la iluminación y la conduzcamos al resto de la cabeza, del cuerpo, del sentimiento. Intentando sacar la luz de las rendijas, de entre los barrotes, y exprimir los rayitos que se cuelan un día sí, tres no.
Qué simpleza la mía, cierto, esto lo vivimos todos, pasamos días malos, días peores, y casi todos por lo mismo. Y además algunos contamos con la ventaja de tener más dormitorios que los demás, dormitorios en los que bailamos-vivimos, pero precisamente por eso, porque tenemos más que inundar, más que abarcar, y porque el cuerpo es el dueño de esas otras habitaciones, algunas cosas se nos escapan a nuestro control.
Porque lo que no se nos escapa a nuestro control porque no depende de nosotros, se nos escapa porque sí depende. Por tanto, siempre estamos atrapados, en un ir y venir, en un paso adelante, paso atrás, en un giro a medio dar, en un salto sin todo el impulso, en una caída poco amortiguada, en un release poco relajado, en un desplazarnos poco, en un cansarnos en ese esfuerzo... atrapados en nosotros mismos, cabeza-cuerpo, interior-exterior, movimiento hacia fuera y hacia dentro, avanzar-retroceder, crecer-menguar... Atrapados sin salida, sin la salida aparente, pero con la salida que no creemos ver.

Ahí, buscando los vericuetos de las salidas traseras, por donde se cuela la luz, de nuestra mente.

Rendijas con luz:


- Proyecto invasión danza







- Iniciativa Teatro Pradillo, Zona Híbrida


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