sábado, 17 de mayo de 2008

Los temas eternos versus Roberto Oliván

[MÁS sobre Roberto Oliván]








Cómo es la vida. A veces a los incrédulos y escépticos nos pone en situaciones en las que dudamos si existan o no las casualidades.





Llevo unos días dándole vueltas y conversando sobre los temas eternos que se cuestiona el ser humano. Le doy vueltas y encuentro respuestas, aunque, como siempre, más preguntas. Eso está bien.



El caso es que al mismo tiempo estoy investigando de nuevo sobre Roberto Oliván, sus creaciones, su idea de la danza y del arte escénico. Y me encuentro con unas palabras que definen e introducen el tema de su última pieza, para el Centro Coreográfico Gallego, El kiosko de las almas perdidas. No quiero añadir más a lo que en ellas se dice, porque justo es no sólo lo que nos planteamos todos, sino que en estos días es uno de los centros de atención de mi cabecita.


"¿Estamos seguros de que estamos viviendo nuestra propia vida de la manera que desearíamos? ¿Estamos en el lugar correcto y del modo adecuado?...

Éstas son preguntas con una incertidumbre asombrosa... Sus respuestas son quizás la base de nuestra felicidad más profunda. Pero obligan a analizar, estructurar y cuestionar asuntos de alta complejidad relacionados con esa red social invisible que nos une a todos los seres humanos como especie.

Hay tantos modos de ver las cosas como individuos existentes. Cada modo personal va dado por unas ciertas experiencias personales que nos llevan a percibir esa realidad delante de nosotros de esa manera tan peculiar.

Estamos condicionados enormemente por todas esas normas de conducta que supuestamente deberían funcionar para todo el mundo. Pero eso solo se ajusta a una realidad parcial. Probablemente a la realidad más práctica relacionada con la organización y el control social.
Lo cierto es que la diferencia entre el individuo y la organización social es abismal. La organización social obliga a ceñirse a normas y regulaciones. El espíritu humano tiene otras premisas esenciales más relacionadas con la busqueda incansable de la felicidad. Y ésa, una vez de nuevo, viene condicionada por necesidades muy personales y diferentes en cada individuo. Diferencias todas válidas y justificadas, por tanto respetables.
Sexo, dinero, satisfacción personal, familia, profesión, supervivencia, tranquilidad, comodidad, trabajo... todos estos son conceptos y términos muy actuales y presentes en la vida cotidiana. La invasión de imágenes, ideas, opiniones, exigencias por una justicia evidente... simplemente nos desbordan en cualquier lugar en donde haya presencia de seres humanos. Sensaciones de ser utilizados e incrustados en una máquina social que habitualmente no devuelve satisfacción ni sensación de plenitud. Pero el instinto humano sigue siendo más fuerte que todo esto junto. Seguimos luchando por encontrar la felicidad deseada de la misma manera que las raíces de un árbol siguen rompiendo el asfalto construido en su superficie.
"Kiosko das Almas perdidas" nos acerca a ciertas realidades paralelas dentro de las fantasías personales de cada persona. Nos muestra cómo esos pequeños momentos de felicidad dan sentido a nuestra existencia aparentemente insignificante en algunos momentos."




"Éste es el punto de partida para una nueva generación. Una generación de Almas Perdidas. Un estado de cuestionamiento personal y al mismo tiempo colectivo ponen en duda si lo prioritario es la vida palpable o la vida paralela de las ideas y deseos. Un estado de revolución espiritual en donde lo ya vivido pasa a ser una premisa de validez cuestionable."

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