Con una fácil metáfora (un trampolín), Teresa nos muestra el sino de nuestras vidas, pero bailado. Lo conocemos porque cada uno lo ha vivido. Porque desde allí arriba, desde el trampolín, podemos observar, tirarnos y dejarnos coger, esperar a que pase alguien, un amor, y tirarnos a la piscina, e incluso tragar agua entonces, etc. La vida nos ofrece todo eso y mucho más y nosotros podemos tirarnos a ello de cabeza, sin miedos, porque de todo aprenderemos.
Buena pieza, muy atractiva, de la que espero poder tener más tiempo para escribir más en serio.
Destaco a Jesús Caramés, a Vanessa Medina y a Teresa Nieto. Están estupendos en esos diálogos de contemporáneo-flamenco. No parece una fusión, no, porque cuando hay fusión de disciplinas (algo muy típico actualmente) resultan forzadas la mayoría de las veces. No, es una convivencia pacífica, comunicativa, tolerante, hermosa, y, sobre todo, natural. A ella, a Teresa, le sale natural bailar así. Creo que no sabe bailar de otra forma que con el arte flamenco y las formas contemporáneas, o viceversa o ambas, da igual. Baila que da gusto. Además, su cuerpo sabe aprovechar el conocimiento y dominio de ambas disciplinas. Porque ella baila con los brazos más largos que he visto, y con los hombros. En contemporáneo se meten poco los hombros; Teresa los mete, son una parte más e importante, y le quedan tan bien...
He leído que dentro de poco se quedará detrás, como coreógrafa, salvo alguna colaboración. Es una pena. Hay mucho que aprender de cómo baila la Nieto.
Pego un vídeo de ella con Chevi Muraday y Carmen Werner en la calle. A. decía el otro día que estas grandes, estas con tanta experiencia, deberían dejarse de tonterías y juntarse, y darnos más placer a los ojos juntando el arte personal de cada una.
No hay comentarios:
Publicar un comentario