Foto: José Ignacio Vidal: http://www.flickr.com/photos/pollobarba/
Te conocí en Carmen Senra. En clase, discreta, en el vestuario, cercana y alegre, siempre alegre. Trabajamos juntas, nos acercamos a la creación temprana juntas, mientras tú empezabas un camino laboral que coincidía casualmente con el mío. Y nos fuimos conociendo, con el tupper en la Senra mientras ensayábamos. Clases y más clases, y nos distanciamos un tiempo. Costaba verse, tomar una cerveza, pero, ¡sí!, conseguimos retomarnos en la danza y la amistad, sí, conseguí ver más a menudo esa sonrisa, sentir esos abrazos largos que das, conseguimos bailar juntas de nuevo, divertirnos juntas, reír, ser cómplices, contarnos nuestras cosas, recibir clases, dialogar... Tus consejos, tus correcciones, tus análisis, siempre tan ciertos y tan respetuosos. Debes saber que escucharte es un placer, es un aprendizaje y es dormir tranquilo, por ser escuchado y analizado en positivo.
Y conseguí volver a verte bailar.
Desde el principio te he dicho lo mismo: créetelo, muéstrate, ábrete, entrégate, eres la mejor, demuéstralo en escena, en un casting, que se crean que eres la mejor porque tú te lo creas, levanta la mirada, abre pecho, eres la leche, créetelo. Siempre lo dije, pero veo que lo vas haciendo, y ganas tanto... Sabes que tu calidad de movimiento es única, que mueves el aire con los brazos, que eres precisa con la técnica, que pacificas con el movimiento como lo hacen tu compañía, tus observaciones, tus diálogos. Pero dale fuerza, enfádate si hace falta en el escenario, arriesga, rómpete, sé pasional.
Ay, pero me pacifica tanto tu presencia, y lo sabes, me serena tanto tu delicadeza bailando... Es que verte bailar es ver a alguien que respeta algo, que respeta, pero que, agrandando los movimientos como tú haces, busca también disfrutarlos, busca apoderarse de ese tiempo-espacio danzado.
Y ahí estamos tú y yo en la foto. Tú me miras y yo soy consciente y te tiendo un reojo. Tus manos me gusta cómo bailan porque palpan el aire, porque tienen vida, nunca mueren, y ahí abro mi mano y mi pecho para dirigirme a ti que me llamas con esa mirada serena, pero que me dice te necesito, que me dice que vaya, con confianza y tranquilidad.
Cuando no sepas si ir o venir, cuando dudes si dejar o tomar un camino, cuando quieras más de esto y menos de lo otro, cuando, cuando, cuando..., búscame sin reparos, búscame con tus inseguridades o tus alegrías, tus ganas de hablar sabia, tus flaquezas y fuerzas, con todo. Quiero seguir escuchando tu voz al otro lado que diga "pequeñaaaaa", para compartir ideas y carcajadas. Y, por favor, búscame para verte bailar o bailar contigo, porque tu presencia en un proceso escénico se me hace absolutamente necesaria.
Y para hoy: pasión. Estaré ahí para querer tu danza y quererte a ti a partir de ella.
Te quiere,
Nerea
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