El Festival de Teatro de Calle de Valladolid supo a poco más que a cañas por culpa de la dichosa lluvia. Sin embargo, pudimos ver la pieza que presentaba Michelle junto a Iris Muñoz, Lucía Bernardo, Nacho Martín, Salvador Villora y Billie Pérez. Música original y en directo a cargo de Alfonso García y Javier Sagustune y vestuario de Lucrecia Martínez.
Rojo en la plaza de San Benito, rojo improvisado, rojo en los labios, rojos los zapatos, rojo por todo el espacio... Mismas calidades de movimiento, gran utilización del espacio (precioso verlos correr e inundarlo todo), variedad de ritmos, buenas pausas y buen uso de los tiempos. Imágenes, rojas y atrayentes, sugerían alegría, energía, diversión, cadencias, etc. Fuerte presencia escénica, sobre todo de Michelle, que buscaba cierta complicidad con el público.
Saltos y cogidas con los pololos al viento, miradas que encontraban movimientos comunes... Supieron atrapar los momentos bellos, no los dejaron escapar, sabían cazarlos y gozar de ellos.
Y más imágenes grupales en rojo de una masa de personajes que frenan en líneas, que trazan diagonales, que se agrupan y hablan o juguetean, que se deslizan como bichos por el suelo, y que se disgregan mirándose para volver a juntarse en algún momento a partir de un gesto, una mano, un puño o una calidad concreta.
Un verdadero placer para los sentidos.
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